
Raquel Martín de Almagro entiende el arte como un territorio de exploración emocional y construcción de identidad. Su práctica se sitúa en el cruce entre lo poético y lo visual. Interesada en los procesos de transformación, utiliza la creación como una herramienta de autoconocimiento y comunicación simbólica. Su trayectoria como poeta y docente impregna su obra de un carácter reparador y reflexivo.
Su aproximación al arte es profundamente intuitiva; parte del silencio y la observación para dejar que la materia y la emoción conduzcan el sentido de la obra. Cada pieza surge como un acto de reparación, una forma de dar voz a lo invisible. El collage es su lenguaje esencial: un gesto de reconstrucción que transforma lo roto en posibilidad.
Su obra invita a habitar el fragmento como espacio de totalidad, proponiendo una mirada contemplativa donde la belleza nace de lo esencial y donde el arte se transforma en un lenguaje de introspección y permanencia.